José Pedro Croft presenta la exposición ‘Espejo sobre espejo’

La galería madrileña La Caja Negra acoge la exposición de José Pedro Croft, ‘Espejo sobre espejo’  hasta el 21 de abril.

Coincidiendo con su participación en la Bienal de Venecia, Croft ha realizado durante el año 2017 y principios de 2018 un conjunto de grabados y dibujos utilizando dos escalas muy distintas: obras de gran formato, con una relación casi física con el espectador, y otras de pequeño formato, que fueron el detonante de todo el trabajo. Se trata de una serie que supone un paso adelante en relación con los trabajos procesuales de la última década.


El artista aprovecha, tanto física como metafóricamente, la doble función del espejo de reflexión y transparencia para introducirnos en la duda sobre los límites de la percepción. El resultado es la ampliación del campo visual -su desdoblamiento- y la contracción y expansión de la obra disparada hacía el exterior. Esta misma idea del espejo la traslada al papel mediante diversas estrategias de manera sutil: introduciendo collages de fragmentos de los propios grabados -collages de sí mismos- o superponiendo tramas lineales que definen campos de luz y que desdoblan el plano haciendo que aparezca lo que no está.

Tanto en el grabado como en el dibujo, el trabajo de José Pedro Croft se mueve en ámbitos aparentemente contradictorios. Por un lado, su aplicación directa de las técnicas hace visible cada acción en la plancha o el papel, ya se trate de incisiones con técnicas tradicionales de grabado o de intervenciones con radiales o ácido directo. Al mismo tiempo hay una compleja elaboración en la que el papel es sometido a recortes, superposiciones de planos pictóricos e intervenciones mediante collage.

 

 José Pedro Croft, 1957, Oporto, Portugal

Es uno de los máximos representantes en la renovación de la escultura portuguesa. Su trayectoria, inscrita tanto en este género como en el dibujo, ha venido marcada desde sus inicios por un proceso constructivo en el que entran en contacto tanto su universo formal como el particular. En palabras del propio Croft, «lo interesante de mi obra está en los matices y las pequeñas diferencias, no en tratar de encasillarla dentro de una línea determinada». En definitiva, se trata de un proyecto artístico al margen del itinerario fijado por escuelas y grupos.

En relación con esta concepción, sus creaciones son siempre el fruto de una investigación sobre los procesos que se desencadenan en su interior, y en el que se entreveran las dimensiones visuales, plásticas y poéticas de los objetos creados, produciendo una sensación de precario equilibrio entre lo estable y lo inestable, y que, para el artista luso, «refleja lo transitorio del universo».

Su obra forma parte de colecciones internaciones como el Centre Pompidou de París, la Fundação Calouste Gulbenkian de Lisboa o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

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