Itinerario portugués: Coimbra, Lisboa y Comporta

Viviendo hace casi 20 años en Madrid, siendo portuguesa, soy la “agente de viajes” de mis amigos españoles. Recientemente unas amigas me pidieron consejos para una “roadtrip”, un itinerario portugués, que empezaría en Coimbra y terminaría en Comporta, ese “resort” tan de moda, pasando por Lisboa y Sintra. No me puede hacer más ilusión enseñar mi país, sobretodo los sitios menos turísticos y compartir mis secretos, también muchas veces presentar a mis amigos portugueses, para que la experiencia sea auténtica y para que vean lo mejor que el país vecino tiene que ofrecer.

Coimbra es una ciudad de gente joven, ya que es la ciudad universitaria, digamos que la Salamanca de Portugal, ciudad con la cual está hermanada. Esta hermosa ciudad, por donde pasa el río Mondego, fue capital de Portugal, de 1139 hasta 1385, y su Universidad, la más antigua de Portugal, fue fundada en 1290. Llena de tradiciones, estudiantes, muchos “Erasmus”, la ciudad es una fiesta en el mes de Mayo, cuando se celebra la “Queima das Fitas”, una especie de celebración de la graduación de los estudiantes que se alarga durante un mes, y en la cual el consumo de cerveza bate récords.

 

Uno de sus marcos indiscutibles es la plaza llamada “Páteo das Escolas” desde la cual hay una vista increíble sobre la ciudad y su río. Ahí encontramos también una de las bibliotecas más espectaculares del mundo, la Biblioteca Joanina, mandada construir por D.Joao V en el siglo XVIII, y con un estilo rococó. Una visita a no perder.

 


(Interior Biblioteca Joanina – fuente Wikicommons)

Bajamos de la Universidad hasta el centro histórico, la llamada Baixa y nos paseamos, por  iglesias góticas (como la “Sé Velha”), librerías antiguas y muchas tiendas tradicionales.
Hay varios jardines y parques bonitos, pero uno de ellos, donde podemos también ter una bonita vista es el “Penedo da Saudade”, un jardín romántico donde encontramos varias citas de poetas hablando de Coimbra grabadas en mármol . O el precioso jardín barroco: el Jardín de la Sirena (Jardim da Sereia):


Jardim da Sereia (fuente Wikicommons)
Para tomar una copa y algunas tapas recomiendo ir al Passaporte Lounge Bar, con una vista espectacular del río y la ciudad.

Fotografia: Maria João Gala/GI

O el “Loggia” el bar con vistas también impresionantes situado en el Museo más importante de la Ciudad: el Museo Nacional Machado de Castro.

vistas desde el Loggia, foto: Catarina Loureiro

Otra parada obligatoria es la llamada Quebra Costas (literalmente “quiebra espaldas”), una calle con escaleras bastante inclinada, donde hay animación nocturna, bares, mercadillos y una tienda perfecta para comprar un regalo, “Companhia Portuguesa”.


Hotel Quinta das Lágrimas (fuente: web del Hotel)

Hay varios hoteles recomendables en Coimbra, pero el sitio mais bonito es la “Quinta das Lágrimas”, una finca de 18 hectáreas en manos de una família desde hace generaciones, que es hoy un hotel boutique, además de ser un sitio histórico, por ser el escenario de una las más bellas historias de amor “ibéricas”, muy poco conocida en España, la historia del Rey D. Pedro y Doña Inés de Castro: Cuando era todavía infante D. Pedro se enamoró perdidamente de Inés de Castro, una noble gallega, dama de compañía de su esposa, D. Constança Manuel. Los amantes tenían sus encuentros románticos en los jardines de la Quinta das Lágrimas. Tras la muerte de D. Constança en 1345, D. Pedro vivió maritalmente con Inês, y los tres hijos de ambos, contra la voluntad de su padre, el rey D. Afonso IV, quién ordenó asesinar a Inês de Castro en enero de 1355. Loco de dolor, Pedro nunca perdonó el asesinato de su amada. Cuando finalmente subió al trono en 1357, D. Pedro ordenó capturar y matar a los asesinos de Inês, arrancándoles el corazón, lo que le valió el apodo de “el Cruel” y cuenta la leyenda que Pedro mandó desenterrar a Inés y la “coronó” como Reina de Portugal.

Seguimos viaje rumbo al Sur, y nos dirigimos a Lisboa.

La capital portuguesa, tan de moda, es una ciudad de una belleza increíble, llena de lugares por descubrir. Yo suelo recomendar quedarse por la zona del Príncipe Real, mi barrio preferido, y no tan invadido de turistas. Está cerca de todo el centro histórico pero podemos fácilmente escapar a barrios menos concurridos como Lapa, Santos, Marvila o Campo de Ourique.


Jardin del Principe Real (foto Catarina Loureiro)

Llevando calzado cómodo, recomiendo empezar el paseo por la Plaza del Príncipe Real: después de tomar un café en el típico quiosco rojo o la tienda de “Bettina y Niccòlo Corallo”, seguir hasta el mirador de S. Pedro de Alcántara, bajar a la plaza de los Restauradores, seguir para la bonita plaza del Rossío, pasear por la Baixa, y encontrar el ascensor que nos lleva a la colina del Castillo de S. Jorge, el llamado “Elevador do Castelo” (Rua dos Fanqueiros, 76) y coger después el “Elevador do Chão do Loureiro” que nos lleva hasta un bonito mirador.

Perderse por las calles de la Mouraria y del barrio del Castelo es una maravilla. Ahí está una de mis placitas preferidas, el Largo dos Trigueiros.


foto: Catarina Loureiro

Aquí está además una de mis tiendas favoritas, la de las ceramistas Henriette Arcelin y Joana Simão.


Tienda Henriette Arcelin y Joana Simão, foto Catarina Loureiro.

Si el hambre aprieta podemos comer en la espectacular terraza del Chapitô (R. Costa do Castelo, 7), o para los más aventureros suelo recomendar el “Cantinho do Aziz” (R. das Fontainhas A São Lourenço, 5), restaurante de comida mozambiqueña, siempre lleno de locales, actores, etc, y pocos turistas generalmente.
Seguiríamos el paseo hasta el barrio popular de Alfama, el más árabe y antiguo de Lisboa, o para los que estén más en forma, subir hasta el Castillo de S.Jorge es un buen plan y la vista vale la pena. O bajamos más cerca del río, hasta la renovada plaza del Campo das Cebolas, donde suelo recomendar el restaurante “A Cantina do Avillez” del chef José Avillez, el gran renovador de la cocina portuguesa, que tiene varios restaurantes en la ciudad. Todos son sinónimo de buena cocina, de buen gusto y buen ambiente.


Cantina do Avillez (foto: Catarina Loureiro)

Si queremos un poco de shopping, entonces la zona sería el Chiado, donde comprar regalos en la tienda “A Vida portuguesa”, libros en la Librería “Bertrand”, la más antigua del mundo (abierta desde 1732), loza y cerámica a muy precio en “Loiça ao Kilo” o bikinis en “Cantê Lisboa”, todas muy cerca.


A Vida Portuguesa  (foto: avidaportuguesa.com)

La noche de Lisboa es larga, variada y muy animada. El plan que suelo recomendar es ver la puesta de sol en la terraza de “Park” o en el “Mirador de Santa Catarina”. Cenar en una de mis tascas preferidas “O Primeiro de Maio” o en un restaurante más trendy como “Sea Me”. La primera copa de la noche se toma en la calle en la Rua do Elevador da Bica, siempre muy animada. De ahí se suele ir a la llamada Calle Rosa, Rua Nova do Carvalho, que era antes una especie de “Red Light District” de Lisboa, pero que se ha gentrificado totalmente. Ahí hay varios bares muy recomendables como la “Espumanteria do Cais” y la “Pensão Amor”, además de discotecas antes frecuentadas por marineros y que ahora están llenas de gente joven bailando, bebiendo y divirtiéndose. Podemos terminar la noche ahí mismo en el “Music Box” o ir a “Lux Frágil”, la mejor discoteca de Lisboa, sin duda.

Al día siguiente podemos pasarlo empezando con un poco de cultura en la Fundación Gulbenkian y sus maravillosos jardines. O alternativamente ir a la zona de Belém al Monasterio de los Jerónimos, hacer cola para tomar un pastel de Belén en la famosa “Fábrica dos Pastéis de Belém” (si hay paciencia), visitar el CCB, la colección del Museo Berardo y pasear junto al río y al nuevo icono arquitectónico de la ciudad el museo MAAT. Toda esa zona vale la pena, incluido el Jardín Botánico, la nueva Fundação Champalimaud o pasear junto al río. Mucho que ver.


Fundación Champalimaud (foto: Catarina Loureiro)


Museo MAAT (Foto: Catarina Loureiro)

Si no hay paciencia para hacer la cola de los pasteles de Belém, y queremos huir de los turistas, recomendamos probar el mejor cruasán de Lisboa en “O Careca”, en el barrio tan burgués del Restelo, justo al lado de Belém. Ahí no encontramos turistas, sólo locales.
Seguimos viaje para la bella Sintra, una romántica villa a tan sólo 30 Kms de Lisboa.
Sintra es de una belleza increíble, pero está bastante saturada de turistas, por eso suelo recomendar pasar en coche por el centro de la villa y visitar lugares menos turísticos como Monserrate, el palacio y jardines exóticos mandados construir por Sir Francis Cook en 1858 en el emplazamiento de otro palacete anterior construido por el comerciante inglés Gerard de Visme. Uno de los célebres visitantes del palacete original fue el poeta Lord Byron en 1809, quien describe su belleza en Las peregrinaciones de Childe Harold.

Después recomendaría ir al Convento dos Capuchos en lo alto de la sierra de Sintra. Este monasterio franciscano y muy austero del siglo XVI es de una gran belleza y misterio. De hecho se dice que el rey Felipe II dijo:“De todos mis reinos, hay dos sitios que mucho estimo, el Escorial por tan rico y el Convento de los Capuchos por tan pobre”.

Convento dos Capuchos
Para comer recomiendo ir a uno de mis restaurantes preferidos de siempre, el restaurante de la cercana Playa de Adraga. Se come de maravilla y las vistas son increíbles.

Comporta

Comporta es un paraíso, que hasta hace no mucho tiempo era poco conocido, una aldea costera de la región del Alentejo, situada a una hora en coche al sur de Lisboa, con kilómetros de playas vírgenes que forman parte de la Reserva Natural del Estuario del Sado, uno de los humedales más importantes de Portugal. En Comporta las residencias son sostenibles y respetuosas con el maravilloso entorno. Su encanto reside en su cabañas de paja y madera, sus infinitas playas salvajes de arena blanca, sus antiguas casas de pescadores, extensos campos de arrozales, pinares y un océano de un azul de película. A pesar de que muchos propietarios y visitantes son nombres con glamour, en Comporta el lujo es justamente que está (todavía) muy virgen: kilómetros de playa, pequeños pueblos y nada de grandes comercios, discotecas, etc.

Hay varias playas: Comporta, Carvalhal y Pêgo. Además de la cercana Tróia. Mi preferida es Carvalhal, en donde suelo comer en el Restaurante “O Dinis” un pescado muy fresco a la parrilla. Todo muy simple, pero muy rico.


Restaurante O Dinis, Playa de Carvalhal (Foto: Catarina Loureiro)
El final de tarde o antes de cenar les recomiendo pasar por el Colmo, un bar en el pueblo de Comporta, donde mi amigo Felipe Branco prepara unos cócteles y smoothies de fruta naturales increíbles. Además Felipe y su mujer, Cristina Espírito Santo, alquilan las casas más bonitas de Comporta a través de comportahomepage.pt.

Casa en Comporta (foto Catarina Loureiro)

Cerca de Comporta esta el pueblo de Melides que recomiendo también visitar, así como su playa y su agradable chiringuito. Outro plan es ver el Cais palafítico del pueblo de Carrasqueira. Ou coger el ferry en la cercana península de Tróia y atravesar el río Sado hasta la ciudad de Setúbal, donde dicen se come el pescado más fresco de Portugal.

Cristina y Felipe en su Colmo Bar –  Comporta

Y aquí termina el “roadtrip” portugués que propuse a mis amigas y que os propongo a vosotros.

 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies